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Loja, Loja, Ecuador
Esta es una iniciativa para, sin el afán de descalificar el nombre de Camilo Ponce Enríquez, elegir un nuevo nombre para el Aeropuerto de Loja.

¿Cuál debería ser el nuevo nombre para el aeropuerto de Loja?

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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Pablo Palacio (Loja, 25 de enero de 1906 - Guayaquil 7 de enero de 1947)



Escritor y abogado lojano. Fue uno de los fundadores de la vanguardia en el Ecuador y América Latina, por tanto un adelantado en lo que respecta a estructuras y contenidos narrativos por ser su obra casi no correspondida a los escritores del costumbrismo de su época.
Su infancia transcurre al cuidado de su madre hasta los seis años y de un tío, en su ciudad natal. De este lapso debe señalarse un accidente sufrido a orillas de un río donde sufre una cicatriz de por vida. A los quince años ganó su primer premio por su autobiografía llamada El huerfanito. Durante su época de bachillerato leía libros de romanticismo y modernismo. Luego de graduarse de bachiller se traslada a Quito, en donde ingresa a la Universidad Central de Ecuador, con un excelente promedio, lo que alentó a su tío a pagarle los estudios de Jurisprudencia para más tarde titularse de abogado.
 Durante su estadía en la ciudad capital, se convierte en poco tiempo en uno de los referentes del Partido Socialista Ecuatoriano. Poco después de graduarse publica su libro Débora y Un Hombre. Fue Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, profesor de Literatura y Filosofía cuando era Ministro de Educación Benjamín Carrión, ejerció la Subsecretaría del ramo; y fue Segundo Secretario de la Asamblea Constituyente convocada por el General Enríquez Gallo. Además fue subsecretario del Ministerio de Educación.
"Solo los locos experimentan hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales", escribiría en uno de sus relatos. Solo los locos se esfuerzan por recuperar la lucidez desde la audacia. Mientras la generación de escritores del 30 se dedicaban al realismo social, a él se le ocurrió ser un adelantado a su época, indagar en la psicología del hombre, hablar de seres y casos mórbidos, de antropófagos sádicos o de siamesas celosas, de huerfanitos con miedo, de mujeres que miran las estrellas, de comedias cotidianas, pero inmortales. Por eso, su breve producción literaria, de apenas una década (1921-1932), sufrió hasta los años sesenta de hostilidad e incomprensión por temor, quizá, de que su "Treponema pálido" contagiara de atrevimiento a la literatura. En 1932 escribió la novela subjetiva Vida del ahorcado.
Su producción literaria se condensa en cuatro libros: "Un hombre muerto a puntapiés" (libro de cuentos editado por primera vez en enero de 1927), "Débora" (novela publicada en noviembre de ese mismo año), "Comedia inmortal" y "Vida del ahorcado" (1932). Sin embargo, hay que anotar que una primera novela de Palacio obtuvo el primer premio en un concurso en su provincia, "Ojeras de la Virgen", que ha permanecido inédita y cuyos originales parecen haberse perdido.
A partir de 1936 su inteligencia se ve menguada tempranamente por una exquisita locura que se trasluce en su obra. Se casó en 1937, después de un largo enamoramiento, con la destacada artista Carmita Palacios. En 1940 se internó en el manicomio Lorenzo Ponce de Guayaquil. La cuestión de su locura se transformó en una de las grandes coartadas de los críticos que lo acallaron y se burlaron de él; pero vale aclarar que Palacio escribió todos sus textos cuando estaba cuerdo, detalle que suele ser ignorado por quienes lo critican.
El crítico peruano José Miguel Oviedo afirma: "En la literatura ecuatoriana de su época, dominada por la llamada "generación del 30" (Jorge IcazaDemetrio Aguilera Malta y otros), que implantó el canon social-realista, el tema indigenista y el fervoroso alegato ideológico como las características —algo monótonas— de la narrativa nacional, la brevísima obra de Pablo Palacio es una incómoda y discordante excepción. Esa cualidad singular e inasimilable de su producción condujo a una serie de malentendidos y confusiones que contribuyeron a oscurecer su aporte, que sólo en las dos últimas décadas ha empezado a revaluarse seriamente: todavía estamos descubriendo a Palacio, mientras, paradójicamente, muchos de los "realistas" de su tiempo pasan al olvido."
Afectado por esta irreversible enfermedad, murió en el manicomio a la edad de 40 años.

Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Palacio

1 comentario:

  1. Su vocación desde que tuvo uso de razón fue la aviación, alrededor de esta actividad profesional giró con devoción y dedicación el sueño de su vida. Gran, heroico y valiente piloto, su actitud y vocación profesional no quedó circunscrita s
    olamente en conducir una nave aérea, Fue más allá. Quiso actuar y así lo hizo, con grandes sacrificios, con sentido de ecuatorianidad y patriotismo ilimitado, constituyó “Aerolíneas Cóndor” para servir a las provincias de la Región Sur e integrarlas al resto del país, sacándolas del aislamiento. Aceptó la ruta Zumba – Loja con heroica actitud y con ejemplar devoción de servicio a los pueblos olvidados del Sur del Ecuador, justamente de aquellos a donde no llegaba la acción del Estado. En donde ni siquiera existían vías terrestres de penetración. Su entrega fue diaria, sacrificada, útil y beneficiosa. A decir de Juan Cueva Serrano, "uno de los mejores pilotos con los que contaba el Ecuador"; y, de Ángel Felicísimo Rojas: “…Los Romero nacieron con alas …Los vuelos cotidianos de este audaz cóndor de los Andes eran el único contacto positivo entre el aislamiento total y la civilización citadina… Pero la muerte del Shejo Romero Witt es portadora de un mensaje al Ecuador: Ha demostrado, al precio de su vida y la de sus fúnebres acompañantes, que es preciso, más que nunca, habilitar idóneamente las rutas que unen los rincones más remotos de la Patria con su centro, para que nos integremos hasta formar una unidad estrecha, comunicada entre sí por un sistema circulatorio que impida la anemia de unas partes y la congestión de otras. De esta manera, el sacrificio de Romero Witt, no habrá sido en vano.
    Este hombre, entre nosotros, “tuvo fe en la redención del sector más olvidado de la Patria, el suroriente ecuatoriano, y lo vinculó al territorio nacional. Creyó cuando nadie creía…. Hagamos justicia al aviador caído después de prestar un inconmensurable servicio a la Patria”
    NOS QUEDA CORTO ESTE MEDIO PARA PODER CONTAR AL MUNDO, DE LA VALENTÍA, HEROÍSMO Y PROFUNDA VOCACIÓN DE SERVICIO DE ESTE CAPITÁN DE AVIACIÓN, QUE DEDICÓ SU VIDA A BRINDAR OPORTUNIDADES DE COMUNICACIÓN A LA REGIÓN SUR DEL PAÍS, SORTEANDO UN SINNÚMERO DE DIFICULTADES.
    A PESAR DE QUE MUCHOS PILOTOS COMO ÉL, HAN DEJADO LAS COMODIDADES DE LA GRAN CIUDAD PARA CUMPLIR CON SU SACERDOCIO AL SERVICIO DE COMUNIDADES AISLADAS DE NUESTRO ECUADOR, SÓLO DOS AEROPUERTOS QUE EXISTEN EN EL PAÍS, LLEVAN NOMBRE DE PILOTOS AVIADORES, LOS DEMÁS HAN SIDO DESIGNADOS EN MEMORIA A ILUSTRES PRÓCERES, DISTINGUIDOS GOBERNANTES O DESTACADAS FIGURAS POLÍTICAS QUE POCO O NADA TUVIERON QUE VER CON LA AVIACIÓN ECUATORIANA.

    ESTAMOS CONVENCIDOS DE QUE EL AEROPUERTO DE CATAMAYO DEBE LLEVAR SU NOMBRE.
    María José Coronel Romero

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